viernes, 16 de mayo de 2014

Historia sobre una presentadora del robot thermomix

Me gustaron los criterios de selección, me favorecieron. A pesar de medir a penas metro ochenta, y, sinceramente, ser mona pero no de las más guapas, mi simpatía y forma cariñosa de ser me abrieron muchas puertas. LLEVABA EN MI PRIMER DÍA DE TRABAJO TRES ROBOTS THERMOMIX porque a la gente le gusta cocinar con el robot termomixEN LA FURGO, EL PRIMERO, UN MODELO DE LOS AÑOS 90, ERA UN ROBOT THERMOMIX MÁS SENCILLO DE USAR AL MENOS PARA MI. Mi primer cliente era un hombre viudo de no más de sesenta años, que quería comer bien pero no gastar mucho tiempo e cocinar, por eso a muchos hombres solteros o viudos les gusta el robot termomix, y mi misión era en señarles a cocinar con termomix, cocinar con termomix es cómo la mujer que les hace falta, un artilugio que les hace más sencilla la vida y les confecciona el alimento. Siempre me ha dado un poco de pena que estas generaciones de españoles hayan sido tan dependientes de la mujer en la cocina...¡Con lo fácil que es cocinar con thermomix!... los electrodomésticos han amparado mucho a estos niños perdidos que son hombres, sobre todo el robot thermomix.

Él era del tipo intelectual, de esos que no les gusta cocinar pero yo le enseñaría a cocinar con termomix...el me miraba con sorna y  me recibió detrás de sus gafas oscuras de pasta marrón, desgarbado, desconjuntado, no le daba importancia a su imagen. Unas grandes hileras de tomos rústicos renacentistas y diociochescos adornaban la entrada.

--Te importaría que me fumara un cigarro--dijo.
--Estás en tu casa--respondí.

Fumaba cómo si no existiera nada importante en el mundo, ni él mismo.
En la cocina hice una demostración del robot thermomix, le cociné unas croquetas y masa para una tarta.
Cuando decoramos la tarta, me habló de su madre.
Estas son sus historias.

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